3 ago 2024

Si hacemos mucho zoom, ¿sigue existiendo la geometría?

 

 
By Jarrokam - Own work, CC BY-SA 4.0, Link

 

El descubrimiento de las geometrías no euclídeas y la formulación de la teoría de la relatividad general nos enseñó, hace ya más de un siglo, que la geometría del mundo físico no corresponde en general a la geometría euclídea que, de manera ingenua, esperábamos y que experimentamos en nuestra vida cotidiana. El nacimiento de la física moderna, con el advenimiento de la relatividad y la física cuántica, nos hizo ver que la naturaleza no tiene la obligación de ajustarse a nuestras percepciones intuitivas y limitadas. La imagen mental que teníamos del universo, construida sobre la base de nuestras experiencias diarias, no reflejaba fielmente la estructura de la realidad.

Por ejemplo, para Kant, el espacio y el tiempo eran las condiciones a priori fundamentales del conocimiento científico, inherentes a la estructura del sujeto, con lo que no provenían de los datos de los sentidos. Eran previos a la experiencia. Como condiciones a priori son universales y necesarios, y son los que hacen posible la experiencia (por ello son denominados también condiciones transcendentales). Para el filósofo de Konigsberg espacio y tiempo son el modo como percibimos todas las impresiones, no poseen contenido empírico y su validez es independiente de la experiencia. Pero en la relatividad general, el espacio y el tiempo se combinan en un solo ente, el espaciotiempo, que se curva y se deforma en presencia de energía. Esta curvatura es descrita por una geometría diferenciable y no euclidiana, conocida como geometría riemanniana (con signatura lorentziana). Las trayectorias de los objetos en movimiento no sometidas a ninguna interacción más que la gravitatoria, incluyendo la luz, no son más que geodésicas en este espaciotiempo, curvado por la distribución de energía concreta que haya. Esto supuso un desafío a la concepción kantiana del espacio y el tiempo. El hecho de que en relatividad general la materia condicione la estructura del espacio-tiempo acaba con la idea de que espacio y tiempo son anteriores a la experiencia. Esto impactço a los pensadores posteriores. Por ejemplo, en la base de la filosofía que caracteriza al Círculo de Viena y a su entorno de influencia, donde habría que añadir a Hans Riechenbach, se encuentran incluidas de forma esencial las enseñanzas epistemológicas y metodológicas que proporciona el estudio del surgimiento de la relatividad, estudio que obliga a un reajuste de la concepción kantiana del espacio y del tiempo. Así, Reichenbach escribía [SánchezRon1985] en 1932:

“La teoría de la relatividad me impresionó inmensamente y me llevó a un conflicto con la filosofía de Kant. La crítica de Einstein al problema del espacio-tiempo me hizo darme cuenta de que el concepto de a priori de Kant no se puede mantener.”


El propio Einstein habló sobre este tema en una conferencia sobre las consecuencias filosóficas de la relatividad en la Academia de Ciencias de Barcelona, durante el viaje que realizó a España en 1923. Para Einstein la relatividad no es contraria a la línea de pensamiento de Kant de considerar que todo conocimiento tiene una base a priori, pero impone algunas restricciones. Con la relatividad especial la simultaneidad pierde su caracterización a priori y con la relatividad general el espacio geométrico a priori también pierde su status. No puede haber geometría aparte de la física [Glick1986].

No obstante, visto a posteriori, el cambio conceptual que supuso la relatividad general sobre nuestra concepción del espaciotiempo no es tan radical como parecía. Después de todo, una variedad diferenciable localmente parece un espacio plano, con lo que el espaciotiempo en relatividad general es isomorfo al espacio de Minkowski en el entorno de cada suceso.

Pero la relatividad general no es una teoría cuántica y, si hacemos mucho zoom y nos vamos al mundo ultramicroscópico, es de esperar que los efectos cuánticos sean predominantes. La pregunta que surge entonces es si la geometría diferenciable de la relatividad general sigue siendo aplicable a escalas de longitud muy pequeña.Y eso es lo que vamos a discutor en este artículo.

 


Por qué la gravedad tiene que ser cuántica

 
En primer lugar, en relatividad general la métrica del espaciotiempo es también el campo gravitorio, con lo que hay una posibilidad de que la geometría diferencial de la relatividad general se siga aplicando microscópicamente y es que la interacción gravitatoria no sea cuántica, sino clásica. Pero esto es imposible. La gravedad tiene que estar sujeta a la mecánica cuántica porque tenemos más que comprobado que todas las demás interacciones son cuánticas. Sería lógicamente imposible que conviviera una teoría puramente clásica de la gravedad con las teorías cuánticas de las otras interacciones ya que, en una base de estados determinada las otras interacciones de la naturaleza llevan genéricamente a los sistemas físicos a superposiciones que, al ser estos sistemas físicos también fuente del campo gravitatorio, implicarían superposiciones cuánticas del mismo campo gravitatorio. Cualquier intento de combinar objetos cuánticos con los clásicos en una sola teoría nos lleva a inconsistencias insalvables. 

En concreto, sería imposible que los objetos clásicos en esa teoría híbrida evolucionaran de acuerdo con los valores esperados de algunos operadores cuánticos. Si este fuera el caso, el colapso de la función de onda se convertiría en un proceso físico, ya que éste hace que cambien los valores esperados, y eso se reflejaría en las cantidades clásicas que describen a los objetos clásicos de esa teoría. Pero ya hemos explicad en este post y en este otro también que el colapso de la función de onda ni es ni puede ser un proceso físico. Eso conduciría a violaciones de la localidad y la causalidad. Uno podría transmitir información superlumínica sobre el colapso de una función de onda incluso hacia el pasado. Es totalmente esencial para la consistencia de la mecánica cuántica, y su compatibilidad con la relatividad, mantener el colapso de la función de onda como un proceso no físico. Eso prohíbe que los observables dinámicos clásicos interactúen mutuamente con los observables cuánticos. La necesidad de una descripción cuántica de la gravedad se deriva de la naturaleza cuántica del resto de las interacciones fundamentales y de la inconsistencia lógica y matemática de combinar teorías clásicas y cuánticas en un solo marco coherente.

La escala de Planck

 
Una vez tenemos claro que la gravedad tiene que ser cuántica también, la pregunta de si la geometría del espaciotiempo sigue siendo tal y como la conocemos una vez tenemos en cuenta los efectos cuánticos en rigor sólo puede responderse con una teoría cuántica de la gravedad. En esta teoría, además de jugar un papel fundamental la constante $G$ de gravitación universal, que nos dice cómo de intensa es la interacción gravitatoria, y la velocidad de la luz en el vacío $c$, que es la velocidad máxima de propagación de las interacciones, también entra en juego la constante de Planck $h$ o, como nos gusta usar a los físicos, la constante de Planck reducida $\hbar$. Jugando con estas tres constantes podemos definir la longitud de Planck.

La longitud de Planck $l_p$ es la única longitud que se puede construir multiplicando potencias de $c$, $\hbar$ y $G$. Como estas tres constantes caracterizan, respectivamente, a los procesos fundamentales en relatividad especial, mecánica cuántica y gravitación, la escala de longitud que se obtiene juntándolas expresa la longitud típica de los procesos gravitatorios cuánticos y relativistas. Análogamente, con estas tres constantes se puede definir también el tiempo de Planck $t_p$, la masa de Planck $m_p$ y la temperatura de Planck $T_p$:


Esto hace que se pueden definir el área de Planck, el volumen de Planck, la cantidad de movimiento de Planck, la energía de Planck, la fuerza de Planck, la densidad de Planck, la aceleración de Planck, etc.

Notese que en un universo de (3+1) dimensiones espaciotemporales como el nuestro la fuerza de Planck tiene un nombre engañoso, porque no depende de la constante de Planck. Su significado físico no tiene nada que ver con la mecánica cuántica y lo hemos discutido en un artículo anterior.
 
Se observa que estamos hablando de longitudes, tiempos, areas y volúmenes extremadamente pequeños en comparación con las escalas a las que podemos acceder experimentalmente, mientras que las correspondientes masas, temperaturas, cantidades de movimiento, energías, fuerzas, densidades y aceleraciones son muchísimo más grandes que las que podemos conseguir experimentalmente. No debe confundirnos el hecho de que $m_p$ y $E_p$ nos parezcan pequeñas. Son masas y energías enormes para que puedan estar acumuladas en una sola partícula elemental. Nótese, por ejemplo, que la masa de Planck es del orden de $10^{19} veces la masa del protón$.

Esta escala ya fue propuesta por Planck nada más introducir la constante que lleva su nombre para explicar el espectro de radiación del cuerpo negro. Planck se dio cuenta de que "es posible establecer unas unidades para la longitud, la masa, el tiempo y la temperatura que son independientes de cuerpos o sustancias especiales y que necesariamente conservan su significado para todas las épocas y para todas las civilizaciones, incluyendo extraterrestres y no humanas. Esas unidades pueden ser llamadas “unidades naturales de medida”". Por eso llamamos sistema de unidades de Planck o unidades naturales al sistema de unidades $l_p$, $t_p$ y $m_p$ de longitud, tiempo y masa en el las contantes de la naturaleza $c$, $\hbar$ y $G$ valen uno. En este sistema, por tanto, el valor numérico de las distancias coincide con el del tiempo que tardaría la luz en recorrerlas, con lo que de forma efectiva las longitudes y los tiempos son magnitudes con las mismas dimensiones. Lo mismo ocurre con la masa, la cantidad de movimiento, la energía y la frecuencia: de forma efectiva todas estas magnitudes tienen las mismas dimensiones, que son inversas a las de distancia.

En el sistema de unidades naturales nos damos cuenta de que es extraño que la masas de las partículas elementales que conocemos, las escalas de QCD y de ruptura electrodébil y la densidad de energía oscura sean números tan extremadamente pequeños. Para saber qué implica llevar a las partículas elementales conocidas a tener energías comparables a la escala de Planck vamos a profundizar en el significado físico de esta escala. Se ha extendido el mito de que, por ejemplo, la longitud de Planck es la mínima longitud que existe porque el espaciotiempo está formado por píxeles que tienen ese tamaño. Sin embargo, vamos a ver que esto no es así.

El significado físico de la longitud de Planck


En teoría cuántica de campos locales, por ejemplo, en el caso más simple, el campo de Klein Gordon, la amplitud de probabilidad de que una partícula de masa $m$ se propague, desde un suceso del espaciotiempo hasta otro desconectado causalmente del primero, decrece a grandes distancias como la exponencial decreciente
$ e^{-mcr/\hbar} $
donde $r$ es la distancia entre ambos sucesos en el sistema de referencia en el que ambos ocurren simultáneamente. Esta amplitud de propagación no es cero, pero esto no supone una violación del principio de velocidad máxima de propagación de las interacciones, ya que se puede demostrar que una medición llevada a cabo en el primer suceso espaciotemporal no afecta a una segunda medición llevada a cabo en el segundo suceso. Lo que esta exponencial decreciente nos está diciendo es que existe una correlación entre esos dos puntos separados una distancia $r$, correlación que sólo se hace despreciable si esa distancia $r$ es muy superior a
$ \lambda = \frac{\hbar}{mc} $
Es decir, las partículas sólo se pueden considerar como entes localizados en un punto concreto del espacio si nuestros detectores no son capaces de detectar variaciones espaciales de tamaño del orden de magnitud de $\lambda$. Este es el motivo por el que a $\lambda$, a demás de longitud de onda de Compton, se la denomina el "tamaño cuántico de la partícula". Nótese que cuanto mayor sea la masa de una partícula, menor es su tamaño cuántico, lo que está en correspondencia con el hecho de que en teoría cuántica de campos al dar más energía exploramos distancias cada vez más pequeñas. También es importante señalar que lo que tenemos aquí es una exponencial decreciente, no una función que abruptamente pasa a valer cero a partir de un valor concreto $\lambda$.

Por otro lado, de la relatividad general sabemos que si conseguimos contraer, sin que cambie su masa, un objeto hasta un tamaño inferior al radio de Schwarzschild
$ R_S=\frac{2GM}{c^2} $
entonces ese objeto se convierte en un agujero negro. Por eso al radio de Schwarzschild se le llama también el "tamaño gravitacional del objeto". Este tamaño gravitacional es proporcional a la masa del objeto. Imaginemos ahora que queremos crear un agujero negro de tamaño $10^{-40}$ metros. Si hacemos la cuenta, necesitamos coger una masa de unos $10^{14}$ veces la masa del protón y comprimirla hasta los $10^{-40}$ metros de radio. Pero por culpa de los efectos cuánticos no podemos hacer esto. Llegaría un momento en el que el tamaño de esa masa se haría más pequeño que el tamaño cuántico $\lambda$ asociado a esa masa. Por debajo de ese tamaño las partículas no están localizadas. Eso significa que el agujero negro más pequeño que podemos tener es el que tiene una masa que hace igual en orden de magnitud a su tamaño gravitacional y a su tamaño cuántico. Si igualamos $R_S=\lambda$, se obtiene que esa masa es justamente la masa de Planck y su tamaño es justamente la longitud de Planck. Por debajo de la masa de Planck las correcciones cuánticas afectan a un tamaño superior al radio de Schwarzschild, de tal forma que ya no podemos asegurar que lo que tenemos es un agujero negro porque la relatividad general deja de ser válida a esas distancias. Es decir, la masa de Planck nos da la masa del agujero negro más pequeño que podemos tener.

A su vez, si queremos explorar distancias cada vez más pequeñas, necesitaríamos utilizar partículas elementales cada vez más localizadas, es decir, partículas elementales con cada vez más masa. Pero al superar la masa de Planck, para conseguir un tamaño cuántico inferior a la longitud de Planck, la partícula se convertiría en un agujero negro, su radio de Schwarzschild empezaría a crecer y ya no nos sería posible explorar esas distancias tan pequeñas (es importante señalar que nos estamos refiriendo aquí a distancias propias, que son invariantes relativistas porque, aunque en el sistema de referencia en el que dos sucesos ocurren simultáneamente la distancia entre ellos sea de tamaño superior a la longitud de Planck, en otro sistema de referencia esa distancia será menor, y puede perfectamente ser inferior a la longitud de Planck). En conclusión, son los agujeros negros los que nos dicen cuál es el significado físico de la longitud de Planck: a distancias del orden de magnitud de la longitud de Planck la geometría clásica deja de poder ser explorada experientalmente. Y, si no se puede explorar experimentalmente, entonces no tenemos ningún motivo para creer que existe. Es decir, nuestra idea de la geomatría, como geometría diferencial, deja de funcionar a distancias tan pequeñas como la longitud de Planck. Además, provocando esto los agujeros negros rompen con la propiedad que tienen las teorías cuánticas de campos relativistas de que dar mayor energía implica explorar distancias más pequeñas, y esta es la raíz de que rompan con el desacoplo UV/IR de las teorías de campos efectivas, como explicaremos en un post posterior.

Es importante aquí remarcar que la existencia de la longitud de Planck no impica que el universo esté hecho de píxeles. Una vez que tenemos claro qué es la longitud de Planck, podemos entender que el valor concreto de $1,6 \cdot 10^{-35}$ metros es tan importante como cualquiera de las demás distancias del mismo orden de magnitud. No hay ningún cambio abrupto en ese valor concreto. A distancias propias de ese orden de magnitud la geometría clásica que describe la relatividad general deja de funcionar, pero eso no significa que las distancias se vuelvan discretas. El operador posición no tiene por qué pasar a tener un espectro discreto. De hecho, en el único marco consistente que tenemos ahora mismo para describir la naturaleza a esas distancias, la teoría de cuerdas, el espaciotiempo no se hace discreto a la escala de Planck. Lo que ocurre es que no es posible explorar esas distancias tan pequeñas porque no hay ningún objeto en la teoría (por ejemplo, partículas puntuales) capaces de explorarlas. Esto hace que los intervalos, las superficies y los volúmenes no se puedan localizar a escala planckiana. Como en teoría de cuerdas el espaciotiempo no es discreto, ni siquiera a la escala de Planck, el espacio de Hilbert de todos los estados cuánticos del universo no sólo no puede tener dimensión finita, sino que tampoco esta dimensión puede ser infinita numerable. Esto, junto con el hecho de que en mecánica cuántica los valores discretos que toman algunos observables son emergentes, mediante el fenómeno de las interferencias, a partir de una realidad subyacente continua, implica que es imposible que toda la física que observamos sea fruto de una simulación informática, como explico en otro post.

 

La longitud de Planck en d dimensiones 

 
Una de las predicciones de la teoría de cuerdas es que existen dimensiones extra. Si éstas son compactas, la cantidad de movimiento de las cuerdas en esas direcciones extra sólo puede tomar valores discretos y, si el volumen de estas dimensiones extra es suficientemente pequeño, entonces es posible que con las energías a las que podemos acceder experimentalmente sólo podemos llegar al nivel de cantidad de movimiento en esas direcciones más bajo, con lo que no seríamos capaces de detectar esas dimensiones extra. No seríamos capaces de detectar que los objetos se mueven en esas direcciones y no veríamos que los campos efectivos cambian al movernos en las direcciones extra.
 
Y hay que señalar aquí que, en el caso de que existan esas dimensiones extra y de que éstas sean indetectables a baja energía, la escala de Planck es distinta para la teoría con dimensiones extra que para la teoría efectiva cuadridimensional que describe la física a la que podemos acceder a baja energía. En efecto, como a bajas energías en primera aproximación podemos suponer que los campos no dependen de las coordenadas que parametrizan las dimensiones extra, podemos hacer la intergral en el volumen $V_{d-3}$ de estas dimensiones extras, obteniéndose:
$ S_{EH} =\frac 1{16\pi G_{d+1}^N}\int dx^{d+1}\sqrt{G_{d+1}}R_{d+1} =\frac{V_{d-3}}{16\pi G_{d+1}^N}\int dx^{4}\sqrt{G_{4}}R_{4}$
de donde se obtiene que la constante de gravitación de Newton en 3+1 dimensiones sería distinta a la de la teoría con más dimensiones:
$G^N_{4}=G^N_{d+1}/V_{d-3}$
En $d+1$ dimensiones la constante de gravitación universal tiene unidades diferentes, con lo que la relación con la longitud de Planck es diferente:
$l_p^(d+1)=\left(\frac{\hbar G^N_{d+1}}{c^3}\right)^{1/(d-1)}$
lo que hace que la relación entre las longitudes de Planck en $3+1$ dimensiones y en $d+1$ dimensiones sea:
$l_p^{(3+1)}=l_p^{(d+1)}\left(  \frac{l_p^{(d+1)}}{V_{d-3}^{1/(d-3)}}  \right)^{\frac{d-3}{2}}$
Por ejemplo, si hubiera 6 dimensiones extra con un volumen de $V_{d-3}\sim 10^{-15} m$, lo que implicaría la ley de gravitación universal tendría un 8 en el exponente, pero sólo a distancias tan pequeñas que sin inaccesibles a los experimentos sobre gravitación que podemos hacer hoy en día, entonces, como $l_p^{(3+1)} \sim 10^{-35} m$, entonces se tendría que la longitud de Planck en la teoría (d+1)-dimensional, $l_p^{(d+1)}\sim 10^{-20} m$, no sería tan pequeña como la de la teoría efectiva cuadridimensional a la que podemos acceder nosotros. Por supuesto, la teoría de cuerdas también permite que haya dimensiones extra de tamaños mucho mayores si suponemos que los campos del Modelo Estándar vienen de la física a baja energía en unas branas de (3+1) dimensiones y que las dimensiones extras están warpeadas.

Ya hemos dicho que, cuanto más pequeño sea el volumen de las dimensiones extra mayor es la cantidad de movimiento de las cuerdas que viajan en esa dirección y que no estén en el nivel de cantidad de movimiento más bajo. Por tanto, mayor es la energía de estas cuerdas. Pero entonces se hace menor la energía de las cuerdas enrolladas en esas dimensiones extra al estar menos "tensas", y se puede demostrar que esos modos de cuerdas enrolladas acaban jugando el mismo papel que jugaban las cuerdas que tenían cantidad de movimiento en esa dirección cuando la longitud de ésta era grande. Hay una dualidad entre ambas descripciones (denominada T-dualidad) que hace que los tamaños pequeños comparados con la longitud de Planck ni siquiera tengan significado físico, al ser duales con otros más grandes. Ambas situaciones describen la misma física. Y este es el motivo por el que, en teoría de cuerdas, longitudes más pequeñas que la de Planck no tienen significado físico y, a la vez, el espacio no está pixelado, sino que es continuo. 


Conclusión


En resumen, salvo que haya dimensiones extra muy grandes o warpeadas, la longitud de Planck es la mínima escala de longitud a la que podemos asignar un significado geométrico clásico y, aun así, tendríamos la longitud de Planck de la teoría $d+1$-dimensional jugando el mismo papel. Esta longitud de Planck la podemos entender como el radio del agujero negro más pequeño que todavía obedece más o menos a las leyes clásicas de la relatividad general. Objetos con menos masa (para que tengan un radio gravitacional más pequeño) ya no se comportarían como agujeros negros, sino más bien como partículas elementales con un tamaño cuántico más grande que la longitud de Planck. Esto hace que la longitud de Planck sea también la distancia más pequeña que podríamos explorar en principio con los aceleradores de partículas más potentes que podamos imaginar antes de que la incertidumbre cuántica de las partículas se haga del 100% por culpa de efectos gravitacionales (aparición de agujeros negros), lo que se manifiesta en fenómenos microscópicos no locales, fluctuaciones cuánticas de la métrica y correcciones con derivadas más altas a la acción de Einstein-Hilbert que hacen que ya no tenga sentido considerar distancias más pequeñas. Es, por tanto, la distancia a la que los axiomas de la geometría diferencial dejan de cumplirse.

Aumentar la energía de las partículas en los colisionadores más allá de la masa de Planck sólo serviría para que esos agujeros negros que se forman sean cada vez más grandes, lo que implicaría tener una peor resolución. Nótese que esto también significa que estamos obligados a tratar a todas las teorías cuánticas de campos de interés en física como teorías efectivas por debajo de algún cut-off inferior a la energía de Planck. En efecto, en todas ellas, incluso aunque se trate de campos libres (que no interaccionan con nada) hay un oscilador en cada punto del espacio-tiempo. La teoría cuántica de campos nos dice que podemos excitar este grado de libertad hasta energías arbitrariamente altas. Pero la gravedad es la única interacción a la que está obligatoriamente sometida toda la materia y energía. Una vez que acoplamos esos campos a la gravedad, ya no es cierto que se puedan excitar esos osciladores a energías tan altas como queramos, porque cuando se concentra suficiente densidad de energía en una pequeña región del espacio, ésta colapsará para formar un agujero negro. Los agujeros negros violan por tanto, el desacoplo IR/UV en el que estaba basada toda la física anterior. Pero eso lo dejamos para otro post.


Sobre el autor: Sergio Montañez Naz es doctor en física teórica y profesor de secundaria de la enseñanza pública en la Comunidad de Madrid.
 
 

 Referencias bibliográficas

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  • Zwiebach B. (2004). A First Course in String Theory. Cambridge University Press; 2004.
     

 

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