El nombre de "pseudociencia" se aplica a toda creencia o práctica que es presentada como ciencia, pero que en realidad no lo es. Esto puede incluir tanto creencias antiguas con cierto arraigo, como la astrología, como nuevas modas, muchas veces impulsadas por colectivos de timadores que pretenden obtener beneficios económicos valiéndose del prestigio de la ciencia. Aquí entran por ejemplo terapias que no funcionan más allá del efecto placebo, como la homeopatía.
A primera vista uno podría pensar que el problema de las pseudociencias es un problema fácil de resolver. Basta con enseñar a la población la diferencia entre lo que es ciencia y lo que no lo es. Y esto podemos hacerlo a dos niveles: con una mejor educación científica en las escuelas, y con una mejor divulgación científica en los medios de comunicación. Como estas dos cosas ya se están haciendo, podríamos ser optimistas y pensar que en la sociedad actual a las pseudociencias y las pseudoterapias les quedan 3 telediarios.
La realidad, sin embargo, es mucho más compleja. ¿Cómo de grave es el problema de las pseudociencias? ¿Estamos cerca de poder resolverlo? Este es el debate que he planteado en la colaboración que he hecho en el último programa (programa 2) de "La noche paradigmática", a partir del minuto 15:
Esta semana en @paradigmanoche:— Instituto Ouróboros (@InstOuroboros) May 19, 2019
-En la sección de @Habla_Filosofia, Ortega y Gasset
-En la nuestra, @DivulgaMadrid introduce el problema de las pseudociencias. Debaten @RDMRBQ92 y @jmmjouroboros
-Además: @CoroZiryab , @AulaDebateUCO y @steliumensemble https://t.co/x3Lh97hPRG