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6 nov 2019

El anumerismo de la verdadera derechita cobarde

Vamos a empezar una clase de 3° de ESO. Si escribimos la masa de la Tierra en kilogramos y en notación científica$$
5,972 × 10^{24}
$$¿cuál de todos estos números es el más importante? Para los lectores de este blog esta pregunta puede parecer demasiado básica, pero la realidad es que es muy fácil encontrar personas a las que esta pregunta les supone un reto. Si os encontráis en la tesitura de tener que explicarle la respuesta a alguna de estas personas o a algún estudiante de ESO, os recomiendo que deis una pista. Imaginad que todos los seres vivos de la Tierra se cambian de planeta. La masa de todos ellos, de nuevo en kilogramos, es de unos$$
5,5 × 10^{14}
$$¿Cuál sería la nueva masa del planeta Tierra? Para poder apreciar la diferencia te tienes que ir a 10 cifras significativas. El motivo es que estamos restando dos números de órdenes de magnitud, 24 y 14, muy distintos. $10^{24} - 10^{14}$ es prácticamente $10^{24}$.

Ahora pensad en el cuñado que en la cena de Nochebuena te cuenta que se ha comprado un BMW de alta gama por $10^5$ euros y que está muy contento porque le han dado un vale para que haga la primera recarga de gasolina gratis. ¿Alguien sería capaz de tomar la decisión de aceptar determinada oferta en un concesionario porque te regalan la primera recarga de gasolina? Una cosa es no entender bien el concepto de orden de magnitud, y otra que esta ignorancia te lleve a tomar decisiones irracionales con tu propio dinero. Si encontramos a alguien así, y no le tenemos demasiado aprecio, parece que este asunto es para tomárselo a cachondeo, ¿verdad?

La cosa ya no hace tanta gracia cuando escuchas en los medios de comunicación declaraciones de los políticos de ultraderecha como ésta:



Y, por si os queda alguna tentación de tomaros este asunto a cachondeo, aquí os dejo uno de los carteles de propaganda nazi quejándose del dinero que le costaba al estado alemán las pocas prestaciones sociales que se daban en aquella época a los minusválidos.
Un joven alemán guapo, sano, fuerte e inteligente, desperdiciando su vida en atender a un inútil. ¡Así va el país! Millones de alemanes que se creyeron esta basura suspendieron en matemáticas y, lo que es peor, en humanidad.

Discursos de odio como este son característicos de la ultraderecha de todos los tiempos. Se trata de aprovecharse de la desesperación de la gente debido al desigual reparto de la riqueza y canalizarlo, no contra los que tienen dinero y poder, y, por tanto, mayor responsabilidad de la situación, sino contra los colectivos más desfavorecidos y oprimidos: minusválidos, inmigrantes, mujeres, personas LGTBI, etc. En cuanto los números empiezan a ser más grandes que aquellos con los que cuantificamos el dinero que tenemos en el banco o en el bolsillo, el desconocimiento del concepto de orden de magnitud hace a un porcentaje muy importante de la población vulnerable a este tipo de mensajes, moralmente asquerosos y matemáticamente absurdos.

Por cierto, por tomarla contra los que menos poder tienen considero que la ultraderecha es la que realmente se ha ganado a pulso el título de "derechita cobarde". Estos individuos acomplejados nunca han tenido lo que hay que tener para plantarle cara a los poderosos.

Uno puede pensar que ahora al nivel de cultura científica y matemática de la población es más alto que el de la alemania nazi. Pero no es suficiente. La realidad es que la formación científica y matemática que damos a nuestros jóvenes está demasiado orientada a responder mecánicamente preguntas de exámenes estandarizados, y esto precisamente no es la manera más adecuada de que la población entienda el concepto de orden de magnitud. Todos los años compruebo que a la mayoría de los alumnos y alumnas de 3° y  4º de ESO, tanto los que estudian Física y Química en inglés como los que lo hacen en español, les pasa esto cuando les pides que sumen dos cantidades de distinto orden de magnitud:
Sin embargo, multiplicar casi siempre lo hacen bien, ya que en los ejercicios estandarizados de la clase de matemáticas se machaca mucho la multiplicación de números de la misma potencia, para que se "aprendan" la interesante propiedad de que hay que sumar los exponentes.

Si no ponemos medidas ya, muchos de estos chicos y chicas van a seguir siendo carne de cañón para la ultraderecha, cuyo discurso de odio tenemos hoy en día a todas horas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Por ejemplo, ¿veis alguna similitud entre estas declaraciones y el cartel de la alemania nazi de más arriba?


La utilización de forma incorrecta de los conceptos matemáticos para incitar al odio contra los más desfavorecidos no se limita sólo a mezclar cantidades de distinto orden de magnitud como si fueran comparables. También la podemos "disfrutar" cada vez que utilizan conceptos de teoría de probabilidad. Mi falacia favorita es la que hace uso del efecto de Yule–Simpson. Este efecto se da cuando cierta tendencia se repite en diferentes grupos de datos, pero desaparece o se invierte cuando estos grupos se combinan. El ejemplo típico que se suele poner para explicarlo es el de un medicamento, llamémosle (A), que provoca un porcentaje de curación más alto que otro (B) tanto dentro del grupo de los enfermos más graves como dentro del de los enfermos menos graves. Sin embargo, si el medicamento A se ha administrado sobre todo a enfermos graves, y el medicamento B se ha administrado sobre todo a enfermos poco graves, al juntar estos dos grupos puede ocurrir que el medicamento B tenga de forma global un porcentaje de curación más alto que el A. Esto podría dar lugar, si ese dato llega a una persona anumérica, a pensar que el medicamento B es más efectivo, cuando la realidad es que el medicamento más efectivo es A.

Si cogemos el ejemplo anterior y cambiamos "enfermos más graves" por "estudiantes que viven en un entorno más desfavorecido", nos sale exactamente el argumento con el que nos bombardean continuamente contra la escuela pública. Es una falacia que se aprovecha del hecho de que la escuela pública recibe con los brazos abiertos a todos los niños y niñas, independientemente de su clase social. Los profesores de la escuela pública son, como colectivo, mucho mejores que los de los colegios privados (concertados o no), ya que han tenido que pasar unas duras pruebas para acceder a su puesto de trabajo. No es una contratación a dedo. Estos profesores realizan una labor loable, educando a todos los niños y niñas, incluyendo a los más desfavorecidos. A la derechita cobarde no le gusta que los más desfavorecidos tengan alguna oportunidad de salir de la pobreza y la marginación, y por eso odia a la educación pública y trata de dañar su imagen con falacias como esta, que es la que está detrás de que los centros compitan por sacar las mejores notas en los exámenes externos.

El periodista y físico teórico, Alberto Sicilia (@pmarsupia) ha escrito recientemente un artículo, cuya lectura recomiendo, sobre la n-ésima vez que la ultraderecha hace gala de su anumerismo aplicando mal el cálculo de probabilidades. En este caso, Alberto nos explica cómo los políticos de V0X confunden la probabilidad de ser A siendo ya B, que se escribe P(A|B), con la probabilidad de ser B siendo ya A, que se escribe P(B|A). Y cómo. además, utilizan esta falacia indecentemente, para incitar al odio contra el colectivo de inmigrantes.

Junto con los valores democráticos de convivencia y de tolerancia, la enseñanza de las matemáticas también es fundamental para pararle los pies a estos indeseables anuméricos y a los que tienen los pocos escrúpulos de pactar con ellos.

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